Era primavera de 2014, Siam movía la cola lentamente con cara de molesto, continuamente miraba con maldad a la caja de los gusanos de seda y saltaba lo más alto que podía para alcanzarla, porque, desde la última vez que atacó a esos pequeños gusanos su vivienda está donde más alto podían estar, en la calle «villaAlta» donde convivían, encima de la estantería blanca que hay en el cuarto de sus dueños, con pins y pons, pets shops y barriguitas.
Entonces, en verano, decidió consultar a su amigo Elvis, un American Curl de la casa de enfrente que desde el invierno había conseguido hablar a través de los ojos. Era un lenguaje fácil de aprender que, además de tener movimientos con los ojos, los tiene con la boca y con la cola, pero sólo movimientos.
Aquel día hablaron como siempre, sus conversaciones empezaban con una pregunta y duraban bastante rato:
– Elvis ¿sabes que he cambiado de color favorito? –
– Ah ¿si? –
– Si –
– ¿Y cuál es? –
– El naranja –
– ¿Porqué? –
– Supongo que he cambiado del rosa a naranja con dificultad, porque son colores muy parecidos y porque la mayoría de las cosas de mis dueñas son rosas, pero el naranja me recuerda a las mañanitas cuando abren la ventana y entra el fresquito y me encuentro por primera vez en el día con mis dueñas y pisan ellas por primera vez en el día esa alfombra de color naranja –
Sigues teniendo una imaginación prodigiosa, me gustan mucho tus historias, no dejes nunca de escribir,yo siempre las leeré porque así me siento mas cerca de ti,